El carbono es uno de los elementos químicos más importantes en la naturaleza. Se encuentra en todos los seres vivos y, según se distribuyan sus átomos, puede formar sustancias con distintas características. Además, es uno de los más abundantes en la Vía Láctea ocupando el cuarto lugar. Y en la tierra se encuentra principalmente en la corteza terrestre.
El grafeno es una de las tantas sustancias en la que existe el carbono y es una de las formas del carbono puro, entre las que está el carbón mineral y el diamante. Este material surge cuando en las condiciones ideales pequeñísimas partículas de carbono se agrupan de forma muy densa y acomodándose en láminas muy finas (tienen el espesor de un átomo), y en celdas hexagonales. Para que te hagas una idea, su estructura es similar a la que resulta de dibujar un panal de abejas en una hoja. ¿Por qué en una hoja?. Porque es una superficie plana, de dos dimensiones, como el grafeno. Es por esto que el grafeno se denomina material bidimensional, o “2D material”, como se describe en inglés por los científicos.
El origen del grafeno
El grafeno inicialmente se obtuvo a partir de una sustancia abundante en la naturaleza, el grafito. Ésta, forma parte de nuestra vida cotidiana, ya que se emplea para fabricar muy variados objetos, desde la mina de los lápices hasta algunos componentes en la industria eléctrica.
Pese a que el grafeno se conoce teóricamente desde la década de 1930, su investigación fue abandonada por que fue considerado demasiado inestable. Fue entonces, hasta muchos años después, en 2004, cuando los científicos de origen ruso Konstantine Novoselov y Andre Geim consiguieron aislarlo a temperatura ambiente. Este descubrimiento no fue baladí, pues gracias a él y la validación de sus espectaculares propiedades fue que obtuvieron el Premio Nobel de física en 2010.
Fuente: Infografeno